Madrastra obligó a niños a pacto de silencio en torno a muerte de Ángel

 

Testimonios y resultados de pericias han ido estructurando los últimos meses y días de vida del pequeño fallecido, en agosto del año pasado

CURICO.- Los relatos, testimonios, y resultados de pericias conocidos en el juicio contra Vanessa Trigari, acusada de la muerte del pequeño Ángel de Molina, han comenzado a estructurar los momentos escabrosos por los cuales habría cruzado la pequeña víctima de 4 años de edad, hasta que finalmente encontró la muerte al interior de domicilio familiar, en medio de un presunto pacto de silencio a los que fueron obligados los otros niños de la casa.

El hermano, y los hermanastros de Ángel, son los que han dado mayores luces de lo ocurrido antes y a posterior de la muerte de Ángel, quedando en evidencia que los meses previos al deceso del menor, el niño presentaba lesiones antiguas, incluso fracturas anteriores, además de quemaduras  de cigarrillos que fueron observadas  inicialmente, por profesionales enfermeros del hospital de Molina, Francisca Aranguiz y Mauricio Garrido.

Quemaduras

Ambos al ser consultados en el juicio por el origen, por ejemplo, de las quemaduras, coincidieron en señalar que la “madrastra se refiere a estas lesiones en cuanto a que la madre biológica del niño las había provocado” en alusión a 2 quemaduras entre otras, una en el abdomen y la otra en la espalda, además de un severo estado de desnutrición que coincide con el informe de la experta forense,  del Servicio médico legal de Santiago, Vivian Bustos.

La profesional, indicó que según la autopsia por ella realizada, Ángel, a lo menos en sus últimas 72 horas de vida no habría recibido alimento, lo que se confirmaría con lo dicho, también en el juicio, por la hermanastra (14 años) de la víctima, quien señaló que su madre, Vanessa Trigari, al pequeño niño no le daba de comer por largos periodos, y que “acostumbraba a meterlo dentro de un bolso, debajo de la cama”, entre otros maltratos.

Una tía

También entregó testimonio María Eugenia Sarabia, Tía de Ángel, y hoy al cuidado de otro de los pequeños hermanastros de la víctima, de solo 5 años de edad al momento de los hechos, menor que ha relatado que la acusada los habría obligado a realizar “un trato” para guardar silencio sobre lo ocurrido en el domicilio en torno a la muerte del pequeño, con la amenaza “que todos serían llevados presos, y si decían algo, que ella los buscaría para castigarlos”.

Sobre el deceso, este niño habría narrado “que la mamá (Vanessa Trigari) sacó a Ángel desde el bolso en que acostumbraba guardarlo, y al sacarlo el niño se hizo una herida muy grande, por lo que el piso quedó todo con sangre, con una herida en la cabeza; el niño venía desmayado, que todos estaban desesperados, gritaban, que la mamá le dio respiración…después la mamá lo tomó del cuello, lo apretó, y el cuello se desinfló, yéndose su cabecita hacia adelante”.

Un “trato” de silencio

Añade el relato, que tras ello, la acusada habría llorado, para luego enviar a sus hijos en busca de bolsas de basura en las cuales echó el cuerpo del menor, cuerpo que dobló, y  lo envolvió en un plástico. “Una vez en estas bolsas, Vanessa  tomó al niño, y lo tiró en el tarro de la basura en el patio; Luego tomó al resto de los niños, los llevó adentró y les dijo que tenían que hacer un ‘trato’, de callar, de no contar a nadie lo ocurrido” dijo la tía del menor.

Precisó que el niño además le contó “que Vanessa le había dicho que si contaban algo, ella iría presa, que a ellos se los llevaría carabineros, y que ella una vez que saliera en libertad los iba a encontrar”, eventualmente para castigarlos. Por último Sarabia indicó que en este pacto, por temor estaban todos los niños de ese domicilio, y que en el caso del sobrino que hoy está a su cuidado, de solo 6 años ha significado, miedo, pesadillas, y un trauma muy presente.

Sigue el juicio

El juicio contra Vanessa Trigari por homicidio calificado cumplirá dos semanas este viernes ante la sala del Tribunal oarl en lo penal de Curicó, conformada por las juezas Graciela Carvajal, Patricia Moller, y Jimena Orellana.